martes, 27 de mayo de 2008

Arriba

El corazon se le salía de la boca. Tenia la lengua pastosa y jadeaba. Le dolían las piernas, la esplada, el pecho y partes de su cuerpo que no tenía muy claro como se llamaban.
Estaba cubierto de barro y polvo, calado hasta los huesos bajo esa lluvia fría, le sangraba aún alguna herida fruto de las caídas anteriores.
Tampoco le importaba demasiado, tenia los ojos hundidos y la determinación del que no le queda más remedio. Acomodó su cuerpo para evitar que le patinase la rueda trasera, bajó un piñon y tiró de riñones. Los que sabían decían que habia que subir los puerto tocando el piano, solo con las piernas. Eso era para los fuera de serie, no para él, el tenía que usarlo todo. Al fin y al cabo llevaba ya 24 rampas. Y las que le quedaban por delante.

1 comentario:

Ergo... dijo...

¡Qué cabrón! ¿ No ? Esto no es lo que yo entiendo como por dejar el blog, perro que si no me da por entrar, ahí me lo pierdo. Me alegra que lo retomes, y más, con tan exacerbado ímpetu. Mi Canon está ya en condiciones óptimas para funcionar así que cuando quieras y podamos,ya sabes. Por cierto el mensaje de GARRAFONE también era de mi parte, pero una vez más, felicidades ya verás que bien, sientan los 24. Jack Bauer. Horas del día.