martes, 17 de julio de 2007

Catequesis

Durante estos 5 años que he estado estudiando he sido catequista de confirmación.
Algunos de los que me leen ya lo sabian, alguna lo ha sido conmigo.
Alguna vez me han preguntado por que. La respuesta puede ser sencilla a la par que compleja: Me lo pedía el cuerpo. Me pedía transmitir lo que yo sentía frente a un tema nunca sencillo, siempre polémico y muchas veces malinterpretado.
Nunca sencillo porque, por suerte o por desgracia, dejamos el mundo de la razon para entrar en el mundo del corazón. Mucho más duro y complicado, pero a la vez mucho más satisfactorio.
Polémico porque se establece una dicotomía entre Fe y Razon, siendo de la opinión de muchos dos mundos enfrentados entre los que no se puede llegar a un equilibrio.
Malinterpretado porque a menudo se da por supuesto que pertenecer a una Religión o a una Iglesia lleva aparejadas una serie de normas de conducta y opiniones que forzosamente han de ser la de determinadas figuras por todos conocidas.
En estos años he llevado dos grupos y creo que les he contado lo mismo:
Cuando yo empeze mi preparación para la confirmación yo no creia. Y no creía, en parte, porque veia a la Iglesia como una estructura arcaica dominada por normas arbitrarias.
Durante mi preparación me di cuenta que más o menos todos los que allí estábamos teníamos mas o menos las mismas ideas.
Y que lo fundamental en la Fe, aquello en lo que yo creía, un Jesús, Salvador y Humano, fuente de ejemplo era lo único que realmente importaba. Seguir, en la medida de nuestras limitaciones, su mensaje, un mensaje de respeto hacia el prójimo era la base del comportamiento de cualquiera que se diga Cristiano. También el de cualquier buena persona. Del resto de cosas que se suelen aparejar a la religión, ceremonias, ritos, etc... decir que de la mayoría no soporto la pompa y la circusntancias. Mi Iglesia ideales la Iglesia de pescadores y campesinos que seguían a Jesús, no la que se orquestó como un instrumento de poder.
Creí, y creo, que intentar transmitir esto era importante, y me ofrecí voluntario para hacerlo. Al principio éramos un grupo grande, con el tiempo fue menguando, pero siempre formado por grandes personas, algunas de las cuales puedo llamar amigos, aunque haga tiempo que no les vea. Y elegí ser catequista de confirmación porque comprende una edad en la que te formas como persona.
Durante estos años he pasado por momentos duros en lo personal, momentos en los que pensaba en dejarlo todo, pero siempre me he sentido arropado y he encontrado el apoyo que me faltaba para seguir.
De los chavales, decir que había de todo, gente que pasaba y gente que atendía. A la mayoría los he perdido de vista, a otros los veo de vez en cuando, a veces de fiesta a veces en la escuela, y si puedo me paro a hablar con ellos a ver que tal les va. Eso si, de todos he aprendido algo, a menudo de los que más dificultades ponían.
Se que esta entrada no profundiza demasiado en ningun tema, tengo que dejar material para el futuro,si alguien quiere hablar de esto conmigo que me avise, le invitare a algo y hablaremos, esta es un homenaje a toda la gente del Grupo, a la cual no citare.... Venga si
A Ana, Paula ,Bea, Sandra, Hermi, Alvaro, Maripaz, Carmen, AnaMari, Luisma, Sotillo, Pedro, Pablo,Aran, Tone,Luis, Begoña, Moli, Salo, Andrea, Llavo, Ana, Cris, Marina, Patri, Isa, Alberto, Nacho, Oriol,Clau, Silvia, Lola, Gadia, Irene, Carolina, Mara, Carlota, Carmela,....y a todos los que me dejo.





Ah si y a Laura

3 comentarios:

womanatblog dijo...

Mucho tiempo pasamos en esas salas eh? Tu dirás cuando tomamos un algo, señor de agenda apretada.

Bueno, además de ayudar, contar una experiencia propia y apoyar a los que buscaban apoyo, creo que estos años me han enriquecido a mi mas que a ellos. Personalmente creo que esos ratos de conversación me han ayudado a crecer muchisimo y como tú considero que nos hemos encontrado gente que merece mucho la pena.

En fin, que gracias también a tí, porque no me ha quedado ni un mal recuerdo.

Ergo... dijo...

Ummm, creo que en el evangelio de San Marcos hay una parábola que dice: había en los tiempos de Jesús, en la costa del mar de Galilea, un hombre llamado Miadsaú que vivía en un pueblo llamado Ovedablos y que tenía un carromato, este buen gentil tenía otro amigo llamado Pavilas que vivía en un pueblo no demasiado distante pero suficientemente lejos para ir caminando y ver la luna al menos una vez, llamado Avilos y que no tenía carromato. Cierto día a Pavilas le llega un mensaje de Miadsaú en el cual le requería para ir a ver el gran festival de teatro hebreo que se celebraba cada solsticio de verano en Ovedablos, Pavilas se alegró mucho al principio por que le encantaba el teatro hebreo y así vería a su amigo Miadsaú que hacía un tiempo que no veía, aunque esa vez tampoco Miadsaú tenía todas consigo para percibir lo que ocurría a su alrededor, eso sí se acordaba de la fórmula de Friisodes para la comunicación a grito pelado entre dos aldeas sin obstáculos. El caso es que el festival era de noche y no había carromato comunal para volver a Avilos a esas horas, Pavilas le envió un mensaje a Miadsaú diciendole que había un problema y es que era de noche y no tenía trasnporte para volver. El mensaje que Pavilas recibió de su amigo fue que sí, que era una putada fariseica. Pavilas se puso triste y Dios que todo lo ve, supo como Miadsaú no se ofreció para traer de vuelta a Pavilas en su carromato, como hacen los amigos y se enfureció con él y le castigó, no recuerdo cómo, pero había sangre y lloros y primogénitos. No sé si eso lo dais en confirmación pero tiene su moraleja ¿no?

Ergo... dijo...

Por cierto suerte con la VENTA-na. xD